martes, 26 de enero de 2010

Las cartas sobre la mesa



Como hombres hemos nacido con muchas desventajas respecto a las mujeres. Reconocer esto es vital porque establece nuestro punto de partida para eliminar o acortar la desventaja. Tal como hemos sido diseñados no estamos en condiciones superarlas pues sus habilidades sociales son muy superiores a las nuestras.

Si alguien cree que puede vencerlas en su juego está equivocado ya que pueden reconocer nuestras intenciones interpretando nuestros gestos. Nunca las subestimen pues la naturaleza las dotó de esa capacidad. Tarde o temprano serán madres (su cuerpo está diseñado para albergar a otra vida) y deberán reconocer las muecas de su prole. Como los infantes no hablan hasta que ellas mismas les enseñan sus primeras palabras, la evolución ha permitido que puedan entender sus chillidos y otros sonidos aparentemente irreconocibles.

Poner de manifiesto la desigualdad de nuestro género debe servir para cambiar nuestra personalidad y modificarl a manera en la que nos relacionamos con ellas. Afirmar que no las entendemos, que joden demasiado, que agotan nuestra paciencia o que nos parecen locas hace que claudiquemos ante ellas. Es como rendirnos a conocerlas y a descifrar las motivaciones su juego.

Las mujeres no son difíciles de tratar. Es un mito suponer que son absolutamente indescifrables pues sus claves no son del todo secretas. Si creemos que lo son es porque nos han hecho pensar eso a lo largo de los siglos. Que Freud haya renunciado a profundizar su misterio no quiere decir que sean imposibles de conocer.

Antes de reajustar nuestro carácter y prepararnos para comenzar a abordarlas, conviene saber que lo que ellas buscan es lo que no tienen, y lo que no tienen son nuestros genes. Es decir, nos buscan en función de nuestros antecendentes genéticos. Son buscadoras natas de información relevante que les proporcione un perfil más completo de sus potenciales parejas.

Su arte mayor es el del engaño o disimulo. Ellas nos engañan con tal convicción que parecen honestas cuando lo hacen. Sin darnos cuenta nos engañan y van averiguando nuestros principales intereses, esto es, nuestras tendencias. Lo que pretenden con ese juego es que no sepamos realmente lo que está sucediendo. Intentan desconcertarnos, comportándose de manera imprevisible, para que no tengamos tiempo de reaccionar ni jugar con ellas.

Nos mantienen en vilo porque la probabilidad de que las engañemos es muy alta cuando descubrimos que una mujer quiere algo de nosotros; cuando poseemos ese conocimiento somos capaces de engañarlas. Por lo tanto la mujer debe mostrar sus cartas lentamente. Esto las lleva a manipular a su pareja sin que lo sepa y saber ella que lo está manipulando.

La mujer nunca pierde de vista la perspectiva aunque nos parezcan demasiado emocionales y susceptibles. Son apariencias nada más. La mujer siempre sabe lo que está haciendo. Esto es lo que nos diferencia cuando interactuamos con ellas. Su estrategia consiste en no revelarnos que están interesadas en nosotros. Nosotros solamente lo suponemos porque somos muy primitivos.

Que ellas sean mucho más listas al momento de juzgar el comportamiento no verbal y en hallar las pistas de nuestros comportamientos las coloca en una posición evolutivamente superior, pero no imposible de remontar.




5 comentarios:

  1. Interesante aproximación... aunque claro, muy masculina jejeje

    En algunas cosas coincido, sin embargo noto un cierto aire determinista y darwiniano en el enfoque. Es posible que en algún lado de nuestras tendencias femeninas de preservar la especie hagamos una búsqueda de los mejores genes masculinos y para ello hagamos una búsqueda o investigación a ver si el canditato satisface el standard genético deseado. Sin embargo los seres humanos, y en consecuencia las mujeres, no somos una especie animal más, irracional, inconsciente y determinada por su instinto, y por lo tanto buscamos muchísimo más que eso en un hombre que sus genes.

    Por otro lado pienso que el engaño que mencionas no es tal y más bien va relacionado con habilidad nuestra (e incapacidad de ustedes) para la comunicación no verbal. Ustedes son ciegos y sordos a muchísimas de nuestras señales. En esas señales les explicamos todo lo que queremos y buscamos. Pero como ustedes no son capaces de "escuchar" ese lenguaje entonces se descubren sorprendidos y manipulados o, peor aún engañados. Cuando en realidad todo estaba sobre la mesa! era cuestión de prestar atención...

    Así que nuestro arte mayor no es el engaño o el disimulo, como mencionas. Sin embargo sí es cierto que no perdemos la perspectiva de hacia dónde vamos. Los hombres, por su parte, son veleidosos, o sea como una veleta que va por donde el viento de sus pasiones o intereses del momento los van llevando. La mujer es más perseverante y, en términos generales, más fiel que el hombre por esa misma razón.

    Contrariamente a lo que dices creo que las mujeres sí somos difíciles de tratar. Nos pasa entre nosotras también. Sin embargo eso no hace que sea imposible. No hay nada que una buena comunicación y diálogo no pueda arreglar. Pero... ¡cuánto les cuesta conversar y dialogar a los hombres! prefieren estar haciendo zaping con el control del televisor a hablar con sus parejas.

    En conclusión. Creo que sí tenemos la capacidad de engañarlos y manipularlos a nuestro antojo. Sin embargo eso no es lo que hace usualmente la mujer con el hombre, al contrario, lo que más quisiera es una relación honesta y abierta, hecha de diálogo y armonía, de comprensión y cariño. De qué nos sirve un títere al cuál manipulamos todo el día? Para qué pasar la vida y las noches con una marioneta? Para qué aguantar a un zonzo que no tiene carácter y razonamiento y voluntad propios? No, eso no vale la pena. Queremos hombres que sepan lo que quieren, que tengan carácter propio, que sepan complementarnos y que hagan un esfuerzo serio por salir de sus primitivos condicionamientos masculinos para abrirse a la realidad femenina, ¡tan distinta a la suya masculina!, de sus parejas.

    ¡Sigue adelante! a lo mejor logras descifrar nuestros misterios, al menos en un poquito jajajaja

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  2. Sin duda, no solo para la mujer, el poder manipular a alguien hace perder todo interés por esa persona...no hay nada más emocionante en una relación que descubrir a tu pareja cada día, por la simple y sencilla interacción.
    Espero el próximo post.

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  3. Dilecta Mosquetera:


    En el post he generalizado algunas conductas de ambos sexos, principalmente las de las mujeres. No subestimes el sustrato biológico -en el cual se cimenta nuestra razón- pues determina muchos parámetros de nuestra sexualidad.

    En los próximos artículos desarrollaré un poco más los temas abordados.

    Es interesante lo que planteas respecto a lo que quieren las mujeres de sus parejas. Sin duda concuerdo en ello. Pero tendrás que esperar mi respuesta en el siguiente post.

    Gracias por comentar

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  4. Creo que andas en joints

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  5. A lo largo de mi carrera como cineasta he visto de todo. En mis peliculas, he intentado (muchas veces sin exito) presentar el caso inverso: cuando la mujer busca al hombre dominante. Sin embargo, debo reconocer que aun en estos casos, tambien hay manipulacion femenina (aunque mas asolapada). Siempre son ellas las que tienen el control aunque nos hagan creer los contrario.

    Antonio Adamo

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